PROCESO DE FABRICACIÓN

En Industrias Betik S.A., somos fabricantes desde 1940. Ello nos permite aportar a nuestro cliente un servicio de alta calidad: un amplísimo surtido de productos: palillos / mondadientes, depresores para uso médicos, varillas / palos de helado, fósforos, cerillas, pinzas para ropa y demás artículos en madera, en una amplia variedad de formatos y presentaciones, pudiendo adaptarnos a la necesidad de nuestro cliente con agilidad.

La totalidad de nuestros productos se fabrican en madera de chopo canadiense “Populus canadiensis”. Dicha madera se compone de fibra longitudinal resistente y grano de textura suave para el tacto y roce en labios y boca, al no tener taninos concentrados por la juventud de las maderas utilizadas, ni resinas, ni vetas oscuras y carecer de gusto y olor, hace que el “Populus canadiensis” sea la madera idónea para uso alimentario y sanitario. Deshidratado convenientemente y mantenido en lugar seco es un producto que no caduca.

Una vez recibida la madera, en rollo y en verde, con toda la humedad natural, se procede a descortezarla y cortarla en trozos de 53 cms. De los mismos se extraen láminas continuas de 13 décimas de espesor y 503 530 mms. de anchura por medio de un torno desenrollador. Posteriormente, las láminas se troquelan en prensa-cizalla rápida de paso exacto y fijo provista de la matricería de acero adecuada al producto que se fabrique.

Una vez finalizado el proceso de fabricación sobre madera húmeda, tiene lugar el proceso de deshidratación y secado a temperatura de 120º, en túneles continuos, donde al mismo tiempo, sufren un proceso de cuasi esterilización. Cabe destacar que el combustible utilizado para el secado proviene de los restos de la madera no utilizables, por lo que no se utiliza energía eléctrica ni de otro tipo para este proceso.

En el momento en el que el producto se ha secado totalmente, la siguiente fase dependerá del tipo de artículo. Así, resaltamos los depresores médico linguales, o las espátulas para heladería, que sin que sean tocados por mano humana, pasan por “venturi” a un bombo pulidor, donde con el roce mutuo se pulen, abrillantan y roman las aristas. Las partículas y polvos son aspirados al final del tromel y en el comienzo de la preselección, y transportados al silo para su uso en generación de calor para los secaderos. Una vez pulidos pasan por medio de un “venturi” a una máquina preseleccionadora, donde serán rechazadas las piezas torcidas y alabeadas. Las otras entran en el ciclo de una máquina sofisticada por donde, sobre base horizontal, arrastrados por cadenas especiales, pasan uno a uno por debajo de ojos electrónicos, que rechazan y sacan del circuito los que no alcanzan las cuotas de idoneidad y tolerancias marcadas, como color, grosor, torcimiento, falta del contorno completo, dimensiones, etc…

En el caso de los depresores médico linguales, la misma máquina cuenta y coloca de 100 en 100 en un depósito que tiene a su salida. Una operaria retira de este dispositivo los 100 depresores y los introduce en un estuche de cartón. Los precinta con celo e introduce en cajas master que se cerrarán con papel engomado por todos los lados abiertos, de forma que cada caja quede inviolable.

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